viernes, 30 de octubre de 2020

SONETO A MIGUEL HERNÁNDEZ

 Rodeado de cabras escribía

un poeta a su pasión entregado

cual lejano rayo atormentado

que no cesa en tornar la noche en día.

 

Pero pronto le llegó su agonía

en un oscuro calabozo helado

de la cárcel en la que fue encerrado

solo con la muerte por compañía.

 

De leones era su España ansiada

y no de mansos bueyes obedientes

uncidos y con la frente doblada 

 

de altivos aceituneros valientes

que muriesen con la cabeza alzada

enfrentándose a los terratenientes.

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